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Hombres y mujeres, ¿hablamos salsa?

Respiramos aires que huelen a revolución. Una revolución que será feminista y que haremos, juntos, hombres y mujeres. Reescribiremos los conceptos de masculinidad y feminidad y aceptaremos que, al igual que no hay un único ideal femenino, tampoco existe una sola manera de ser hombre. A través de cambiar nuestro comportamiento, conseguiremos cambiar nuestro pensamiento; pero seguiremos necesitando espacios donde expresar nuestras múltiples identidades y donde dar salida a realidades tan naturales como la necesidad de contacto humano, de afecto, de aceptación; más aún, el deseo de seducir y ser seducido, de tocar y ser tocado.

Los espacios de relación virtuales se quedan cortos a la hora de proporcionar una experiencia multisensorial.

La pista de baile, en cambio, nos proporciona un escenario en el que hombres y mujeres podemos compartir algo que es mucho más que una afición; es una manera de entender la vida, de interpretar la música y de relacionarnos con nuestro propio cuerpo. Y si en esa pista se baila salsa, las posibilidades de interacción se multiplican. Cada cambio de canción implica un cambio de pareja, entendiendo “pareja”; como dos personas que bailan juntas; muchas veces vemos mujeres bailando con mujeres, pero también hay, y habrá cada vez más, hombres felices que bailan con otros hombres. Y no desentonan, porque las buenas vibraciones que desprende una pareja que baila y siente un mismo ritmo van más allá del género. Este entorno de conciencia plena, de disfrute máximo, fomenta las relaciones afectivas sanas, la amistad y la aceptación del otro, sea hombre o mujer.

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La salsa es un lenguaje universal que se habla en todos los rincones del planeta.

Que nos permite dar salida a nuestra identidad de manera fluida y sin complejos. Que nos descubre aspectos nuestros que desconocíamos. Que nos ayuda a conocernos mejor, tanto a nosotros mismos como a los demás. Y, a pesar de lo que se pueda decir, el ambiente salsero evoluciona al mismo ritmo que evolucionamos las personas. Somos nosotros, los bailarines, quienes le damos forma. Los hombres, que no necesitamos mujeres florero, ni madres, ni cocineras, sino mujeres que nos saquen a bailar y que durante los cuatro minutos que dura la canción nos miren a los ojos y nos hagan sentir el único hombre de la pista. Y las mujeres, que no necesitamos adonis, ni jefes, ni héroes, sino nuevos modelos de hombre que disfruten compartiendo con nosotras los momentos cotidianos y especiales de la vida. Hablando este idioma nos entendemos mejor y abrimos la puerta a posibles conversaciones, a futuros entendimientos o, simplemente, a una agradable y gratificante charla. Hombres y mujeres, ¡hablemos salsa!

Aprende esta lenguaje con grandes profesionales pero mejores personas

Y si quieres aprender esta lengua, hazlo con profesores que piensen como tú; que no solo den alas a tus pies, sino también a tu mente; que te enseñen con rigor las bases del idioma, a la vez que te contagian la emoción ante el brillante futuro que te espera. En Farray’s, sabemos hablar y enseñar salsa. Y timba, y rumba, y son, y bachata, y kizomba, y afro contemporáneo, y jazz, y reggaeton, y hip-hop, y dancehall… Es nuestro idioma, nuestra cultura, nuestra pasión. ¡Y nos sentimos muy felices de transmitirlo!

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